La Semana Santa se vive con ojos de niño en Palencia

Se trata de una tradición que tiene más de 500 años

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La Semana Santa se vive con ojos de niño en Palencia
Fotos: EFE / Almudena Álvarez
Almudena Álvarez
Lectura estimada: 3 min.

Con túnicas moradas, capirotes de cartulina y pasos hechos en el colegio, más de doscientos niños llevaron el pasado viernes a las calles de Palencia algo más que una procesión, han sacado a pasear la inocencia y el poder de una tradición que en Palencia tiene más de 500 años.

El centro histórico de la ciudad fue testigo de una procesión distinta, teñida de morado y voces infantiles, las de doscientos cincuenta niños y niñas, de entre 3 y 15 años, que desfilaron por las calles más céntricas de la ciudad como parte de la procesión infantil que, desde hace una década, organiza el colegio Divino Maestro para acercar a sus alumnos a la Semana Santa palentina.

Lo que comenzó como una sencilla caminata de los más pequeños, vestidos con trajes de plástico y recorriendo apenas unos metros alrededor de la iglesia de San José, se ha consolidado con los años como una cita esperada dentro de los actos de Cuaresma, como explica a EFE la directora del centro, Susana Treceño.

Fue gracias a la Hermandad de Cofradías de Palencia que esta iniciativa escolar se incorporó al calendario oficial y, desde entonces, ha ido ganando en forma y fondo.

"Queríamos participar del patrimonio cultural de Palencia y de sus tradiciones y transmitirlo a nuestros alumnos para que conozcan las cofradías y tengan interés por participar en las procesiones", explica con orgullo la directora del centro.

Esta edición partió desde la Cofradía del Santo Sepulcro y la comitiva recorrió el corazón de Palencia entre las miradas de los curiosos, atenta a los disparos de cámaras y teléfonos móviles de padres y abuelos.

"Cada año incorporamos una novedad", ha señalado la directora. En esta ocasión ha sido una novedad muy emotiva, una 'mini procesión' dentro de la residencia de mayores San Bernabé. "Ha sido una maravilla ver sus ojos, la verdad", confiesa Treceño, emocionada por haber acercado esta tradición a quienes ya no pueden vivirla en la calle.

Y para que todo salga bien, nada se deja al azar. Durante semanas, el patio del colegio ha sido escenario de ensayos.

"Primero con los más pequeños y luego se van incorporando los de Secundaria, porque los más mayores van acompañando a los de Infantil", detalla a EFE Mirella García, profesora de Infantil y una de las organizadoras.

La implicación es total. Padres, madres, abuelos, profesores... todos arriman el hombro para que las túnicas moradas y los capirotes naranjas de cartulina estén listos a tiempo. Para que no falte ningún detalle, ni los cíngulos, ni las medallas, ni las velas que los pequeños cofrades llevan en sus manos.

Las imágenes que los niños portan en andas también son fruto del trabajo colectivo. Una Virgen y un Nazareno cedidos por un antiguo alumno, un Cristo crucificado fabricado con impresora 3D por un profesor, y una Cruz desnuda con su sudario, obra de la madre de una docente.

"Está implicado todo el centro y todo el profesorado", resume Mirella García, quien subraya el valor pedagógico y emocional de esta actividad.

"Es una forma de vivir la Semana Santa de Palencia y de que los niños vayan adquiriendo valores. Además, puede ser una cantera para las cofradías palentinas", asegura.

Tampoco faltan las manolas, ni la banda de tambores que, dirigida por el profesor de música, marca el paso con entusiasmo y entrega.

Porque en esta procesión infantil, los ecos de la tradición resuenan en clave de futuro, confiando en que estos pequeños vayan tomando el relevo de una tradición que en Palencia tiene 500 años y la declaración de Interés Turístico Internacional. EFE

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