Más de nueve horas de espera y solidaridad

Cerca de medio centenar de pasajeros atrapados en un tren en la estación de Venta de Baños

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Más de nueve horas de espera y solidaridad
Foto: Brágimo / ICAL
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Lectura estimada: 3 min.

Un apagón masivo que ha sumido a gran parte de España en la oscuridad dejó varados a medio centenar de pasajeros en un tren detenido en Venta de Baños, en la provincia de Palencia, desde las 12.30 horas.

El convoy, que cubría la ruta de Madrid a San Sebastián, se convirtió en el escenario de una jornada marcada por la incertidumbre, el calor sofocante y una solidaridad inesperada entre viajeros y vecinos. A través de los testimonios de los afectados, se dibuja un retrato de resiliencia frente a una crisis que, según algunos, "es más grave que una pandemia".

Abraham y María, una pareja que viajaba desde Valladolid hacia Miranda de Ebro, relatan el momento en que todo cambió.

"A las 12 salimos de Valladolid, y poco antes de llegar a Venta de Baños se notaron como dos paradas eléctricas, muy cortas. Luego llegamos al pueblo y llevamos aquí desde las 12 y media", cuenta Abraham.

La pareja, que logró coordinar con su hijo para ser recogidos en coche, se considera afortunada. "Hemos tenido mucha suerte porque el tren paró en un andén. Delante de nosotros hay un Alvia detenido en mitad del campo, donde los pasajeros no pueden bajar", añade. El calor dentro del vagón les obligó a salir a pasear, una posibilidad que no todos los viajeros tuvieron.

La situación, aunque tensa, fue aliviada por la generosidad de los vecinos de Venta de Baños. "El alcalde y la Policía Municipal nos han acercado comida y bebida", explica María, quien destaca que pudieron adquirir provisiones en el pueblo. Sin embargo, la falta de información sobre las causas del apagón los mantiene en vilo. "Nos gustaría saber qué es lo que ha pasado", reclama.

Sonia, una periodista de origen colombiano que viajaba hacia Vitoria, ofrecía una perspectiva más amplia sobre la experiencia.

Tras un transbordo en Valladolid, su trayecto se interrumpió apenas media hora después, cuando el tren comenzó a desacelerarse. "Nos anunciaron que no había luz. Al principio lo tomamos con tranquilidad, con alegría y solidaridad. Pudimos comprar un poco de pan, porque llegué ayer de Colombia y tenía hambre. Todos compartimos comida y agua", relata. La empatía de los vecinos, que contactaron a través de redes sociales para ofrecer agua, fue un bálsamo en medio del caos. "Eso lo aprecio mucho", dice Sonia.

Sin embargo, tras nueve horas de espera, la calma inicial dio paso a la angustia. La preocupación por los niños y personas mayores a bordo creció, especialmente al saber que otro tren, más adelante, permanecía detenido en condiciones aún más precarias.

"Llevamos todo el día estresados. Creo que es una llamada de atención importante para los gobiernos de este mundo, porque dependemos de nada para mantener la calma y la convivencia. Esto es más grave que una pandemia, porque ha habido gente atrapada en ascensores y túneles", reflexiona Sonia, con la voz quebrada por la fatiga.

El personal de Renfe, según los pasajeros, ha hecho lo posible por mantener la calma, mientras el alcalde de Venta de Baños se acercó personalmente para interesarse por su bienestar. Sin embargo, la solución definitiva se hace esperar: un autobús procedente de Santander está programado para llegar sobre las 23.00 horas, con el objetivo de trasladar a los viajeros a sus destinos, con parada final en San Sebastián.

El incidente en Venta de Baños es solo una de las múltiples consecuencias del apagón que ha paralizado España. Mientras los pasajeros aguardan, la solidaridad entre desconocidos y la ayuda de una pequeña localidad han sido un recordatorio de la capacidad humana para unirse en la adversidad. Sin embargo, las palabras de Sonia resuenan como un eco de preocupación global: la fragilidad de los sistemas modernos, puestos a prueba por un solo fallo, plantea preguntas urgentes sobre la preparación de las infraestructuras ante crisis inesperadas.

Por ahora, los viajeros de este tren detenido en Venta de Baños solo pueden esperar, compartir el poco pan que queda y confiar en que el autobús prometido los lleve, al fin, a casa. Mientras tanto, a apenas tres kilómetros de la estación de Venta de Baños, 230 viajeros permanecen atrapados en otro tren con sentido inverso, a la altura del kilómetro 219,700, esperando una locomotora de Valladolid que remolque el convoy hasta la estación, en un nuevo capítulo de esta jornada de incertidumbre.

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