El óleo de Giordano 'Cristo y la samaritana' desapareció del monasterio madrileño de Santa Isabel entre 1930 y 1936 y reapareció en una puja en 2020 en Lisboa
Subastas, guerras y secretos: el increíble viaje de un cuadro que vuelve a casa tras 90 años perdido
El óleo de Giordano 'Cristo y la samaritana' desapareció del monasterio madrileño de Santa Isabel entre 1930 y 1936 y reapareció en una puja en 2020 en Lisboa
El cuadro de Luca Giordano (1634-1705) 'Cristo y la samaritana' cuelga de nuevo de los muros del Real Monasterio de Santa Isabel, en Madrid. El periplo de la obra sigue siendo una incógnita desde que se perdió su pista en torno a 1930-1936 hasta su aparición casi un siglo después en Lisboa, en un mercado de subastas.
"¿Fue vendida la obra por las propias monjas para sufragar obras de reconstrucción de convento? ¿Fue sustraído el cuadro o dañado en los albores de la guerra civil? Todo son conjeturas", explica a EFE el conservador de Patrimonio Nacional a cargo de este Real Monasterio, Roberto Muñoz, quien ató los cabos para este feliz reencuentro.
En 2020 se percató de que el Giordano que se mostraba en el catálogo de una subasta de Lisboa era el lienzo desaparecido del Real Monasterio y convento de clausura. Le siguió los pasos hasta su entrega el pasado 20 de junio, cuanto entró de nuevo en el convento para ocupar una de las paredes del Coro de las Monjas.
Según Muñoz, no hay referencia documental de la obra hasta 1926 cuando participó en la exposición 'Madrid Antiguo' en el Real Hospicio de San Fernando, actual Museo de Historia.
El conservador de Patrimonio data la pérdida de pistas sobre el lienzo "entre 1930 y 1936". Ninguna de las hermanas que vive en el convento (dos españolas y el resto procedentes de India, Guatemala y Colombia), con una edad media de 40-50 años, coincidió con el lienzo, aunque hace unos años falleció una que sí lo recordaba.
Otra referencia de la obra es gráfica y se remonta a finales de la década de los veinte del pasado siglo. Una foto en blanco y negro del cuadro lo sitúa en una de las paredes del convento, en concreto en la sala de la Tribuna del Rey, que hoy no existe porque fue destruida durante la Guerra Civil.
Algunas hipótesis
Elucubrando sobre ese posible periplo, Muñoz cree que la obra no estuvo dando tumbos sino que adornó las paredes de alguna "casa importante", posiblemente en España, incluso en Madrid. Podría ser que el cuadro viajase luego a Portugal, a una segunda mansión de esa hipotética familia, que, finalmente, en 2020 habría decidió vender la obra "quizá por moda o por que ya no gustase este tipo de pintura a las nuevas generaciones".
"Creo que el cuadro no se movió mucho, no sufrió gran desgaste y estaba cuidado, más allá de la suciedad. Aunque los colores ahora son más vibrantes, antes de la restauración estaban bien, pero algo más apagados", dice.
Quien adquirió el cuadro en 2020 en la subasta en Lisboa fue la galería madrileña Caylus, que lo trasladó a Madrid para estudiarlo y restaurarlo. "La obra estaba sucia, pero la restauración fue magnífica y el cuadro recuperó toda su belleza y armonía cromática", explica el codirector de la galería José Antonio de Urbina.
Roberto Muñoz relata que volvió a localizarlo en 2022 en Subastas Alcalá, adonde lo había llevado Caylus para subastarlo, pero sin éxito. Y por fin, este año, el conservador se reencontró con el lienzo en la galería madrileña y promovió una visita de la superiora del monasterio al local para que constatara que era la obra que les faltaba y cerrara la compra.
Las monjas adquieren el cuadro
La llegada del Giordano al convento, un óleo sobre lienzo con unas medidas de 122 por 150 centímetros, fue muy bien acogida por las trece monjas de clausura de la orden de las Agustinas Recoletas, que se mostraron encantadas de recibir una obra, que estaba en la "memoria colectiva" del Real Monasterio.
¿Cuánto ha costado el cuadro? Esta es otra de las preguntas sin respuesta. El cuadro fue adquirido por las monjas a precio de coste, es decir, el mismo dinero que pagó la galería Caylus en la subasta lisboeta.
En declaraciones a EFE, Muñoz, que como conservador tiene entre sus responsabilidades la colección de tapices de Patrimonio Nacional y la conservación de los monasterios de Encarnación y Santa Isabel, cuenta que devolver un cuadro a su origen es uno de los objetivos de Patrimonio.
Comenta que perder la pista de una obra es algo relativamente fácil: "Cuando llega la guerra muchos cuadros se incautan, otros se refugian en los museos o en los sótanos de palacios. Con el tiempo, unos se devuelven bien y otros no, depende de los tamaños y las circunstancias".
Esta obra de Giordano recién devuelta no está adscrita a Patrimonio Nacional al haber sido adquirida por las monjas directamente, aunque sí el resto de cuadros que hay en el convento, cerca de un centenar, casi todos de la escuela española de los siglos XVII y XVIII, aunque también hay obra italiana y mucho anónimo. En total en el convento hay un millar de piezas entre cuadros, tapices, peanas, esculturas o candelabros.
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