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El doble efecto de la sal en calles y carreteras

Proponen la utilización de otros productos más caros pero menos agresivos con el medio ambiente

El doble efecto de la sal en calles y carreteras
O.R.R
O.R.R
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La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid advierte de los efectos indeseados que la sal que se esparce por carreteras y ciudades durante el invierno tiene sobre plantas, hongos, arroyos y especialmente en algunas especies de robles que se secan y mueren y plantas sensibles como las orquídeas.

Los investigadores de la Cátedra de Micología están estudiando el impacto que tienen sobre el medio ambiente las toneladas de sal que cada invierno se esparcen para que se deshaga la nieve, no se formen placas de hielo y facilitar la circulación de personas y vehículos.

Sin embargo, como ha explicado a EFE el director de la Cátedra, Juan Andrés Oria de Rueda, estas enormes cantidades de sal están produciendo efectos indeseados sobre el medio ambiente, ya que tras la época de hielo y nieve, el agua de lluvia arrastra la sal hasta los taludes de autovías y caminos, lo que afecta gravemente a las plantas y hongos del entorno, así como a los arroyos y corrientes de agua.

Además, el exceso de sal en las carreteras se acumula en los bordes, matando a muchas plantas que crecen en las inmediaciones.

Este proceso afecta especialmente a algunas especies de robles, como el rebollo o roble marojo, que se secan y mueren en la banda más cercana a la carretera a la que llega el polvo de sal levantado por los camiones y donde fluyen las aguas de la carretera.

"La sal ataca primeramente a los hongos micorrícicos forestales asociados con las raíces de estos árboles, por lo que se impide la alimentación y supervivencia", ha señalado Juan Andrés Oria de Rueda, que imparte la asignatura de Conservación de Flora, además de Micología, en la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia.

También están comprobando que algunas plantas sensibles, como las orquídeas, están desapareciendo en los entornos de las carreteras de montaña. "Es el caso de una muy amenazada, conocida como zapatitos de la Virgen (Cypripedium calceolus)", ha indicado Oria de Rueda.

Por el contrario, hay plantas invasoras y mucho más resistentes a la salinización que están ocupando taludes y desmontes de las autopistas, e incluso las laderas, como ocurre con los perjudiciales plumeros de la Pampa (Cortaderia selloana) o la matamoscas (Inula viscosa) y otras especies de arbustos como el salado (Atriplex halimus).

También en el entorno urbano la sal que se esparce por las calles tiene efectos dañinos sobre los árboles ya que mata sus raíces y los debilita, por lo que dejan de crecer y pueden caer, ocasionando accidentes en la vía pública. Sin olvidar que, al secarse las plantas, se genera un grave problema de erosión y de incendios.

Contaminación del aire y del agua

Además, la sal de la carretera es muy corrosiva para los motores de los vehículos y el polvo de sal levantado por el tráfico genera un tipo de contaminación del aire, que al inhalarse irrita las vías respiratorias y agrava el asma.

La sal de las carreteras también puede infiltrarse en las aguas superficiales y subterráneas cercanas y contaminar los depósitos y pozos de agua potable.

En este sentido, hay que tener en cuenta que los niveles altos de cloruro sódico en el agua potable afectan a las personas con elevada presión arterial y los niveles altos de cloruro en las aguas superficiales son muy tóxicos para algunos peces, insectos y anfibios, que desaparecen, ha recordado Oria de Rueda.

Otra desventaja que señalan los investigadores es que las carreteras "saladas" atraen a animales como ciervos y corzos para lamer la sal, lo que aumenta la probabilidad de atropellos y accidentes de tráfico.

El cloruro de magnesio o de calcio como alternativa

Por ello, desde la Cátedra de Micología inciden en que habría que buscar métodos alternativos con menos inconvenientes, para minimizar los costos ambientales y las repercusiones que tiene a largo plazo el uso de la sal.

Podría usarse cloruro de magnesio que es más seguro que el sodio, pero requiere el doble de cantidad para la misma superficie por lo que es más caro, o cloruro de calcio, más eficaz para fundir la nieve y más seguro para el medio ambiente, pero tres veces más caro que la sal.

También hay otras soluciones innovadoras que se están estudiando y que limitarían la cantidad de sal necesaria, como el empleo en el firme de las carreteras de sustancias adhesivas de la industria resinera forestal que actúan como antideslizantes.

Con todo, Oria de Rueda ha afirmado que estos métodos, aun siendo más costosos, deberían usarse en zonas de especial valor de flora y fauna.