La banca española continúa reforzando su salud financiera. La tasa de morosidad del sector bajó en octubre al 2,84 %, frente al 2,87 % registrado en septiembre, lo que supone su nivel más bajo desde septiembre de 2008, en plena antesala de la crisis financiera. Así lo reflejan los últimos datos publicados por el Banco de España.

Este avance se explica por una doble tendencia positiva: por un lado, el descenso del volumen de créditos impagados, y por otro, el crecimiento de la cartera total de préstamos. En concreto, los préstamos dudosos se redujeron en 174 millones de euros, hasta situarse en 34.523 millones, mientras que el crédito total concedido aumentó hasta 1,215 billones de euros, frente a los 1,210 billones del mes anterior.

La comparación interanual confirma la fortaleza del sector. En octubre de 2024, la morosidad se situaba en el 3,41 %, lo que significa que en doce meses se ha producido una caída de 57 puntos básicos, gracias a una reducción acumulada de 5.643 millones de euros en préstamos dudosos.

Bancos y cajas, en mínimos de 17 años

Dentro del detalle por segmentos, la morosidad de bancos, cajas y cooperativas de crédito también mejoró en octubre. La ratio bajó del 2,78 % al 2,75 %, igualmente su nivel más bajo desde 2008. En este grupo, los impagos descendieron en 217 millones de euros en solo un mes, hasta un total de 31.990 millones.

El comportamiento fue diferente en las financieras de consumo, donde la morosidad repuntó ligeramente en octubre, pasando del 5,31 % al 5,49 %, tras un aumento del 1,43 % en los préstamos impagados, que alcanzaron los 2.344 millones de euros.

No obstante, el balance anual sigue siendo favorable también para este segmento: en octubre de 2024, la tasa de morosidad se situaba en el 6,68 %, casi 1,2 puntos porcentuales más que en la actualidad.

En conjunto, los datos confirman una mejora sostenida de la calidad crediticia en el sistema financiero español, apoyada en un mayor volumen de crédito y una gestión más eficiente del riesgo. Un escenario que refuerza la confianza en la banca y dibuja un panorama más estable para la economía en su conjunto.