Un año después del fallecimiento de Isak Andic, fundador de Mango y uno de los empresarios más influyentes de Cataluña, el caso judicial continúa sin una conclusión definitiva. Andic murió el 14 de diciembre del año pasado tras caer por un sendero del macizo de Montserrat, en Collbató (Barcelona), durante una excursión en la que iba acompañado por su hijo mayor, Jonathan Andic, único testigo de lo ocurrido.

Desde el primer momento, la investigación apuntó a una caída accidental. Tras inspeccionar la zona y tomar declaración al hijo del empresario, los Mossos d’Esquadra trasladaron estas conclusiones a la jueza, que archivó provisionalmente la causa en enero. Sin embargo, el procedimiento fue reabierto en marzo para incorporar nuevas diligencias, aunque a día de hoy no se han aportado pruebas concluyentes que indiquen una muerte violenta.

Con el relevo en el Juzgado de Instrucción número 5 de Martorell, la Comisaría General de Investigación Criminal asumió el caso y decidió revisar de nuevo lo sucedido. En este contexto, los Mossos solicitaron el teléfono móvil de Jonathan Andic, al detectar algunas incongruencias entre sus primeras declaraciones: detalles sobre dónde se encontraba en el momento de la caída, dónde aparcó el vehículo o si tomó fotografías durante la excursión.

Los investigadores también consideran poco habitual que una persona se despeñe desde ese punto concreto del camino sin la intervención de una fuerza externa. Aun así, no existen pruebas sólidas que sostengan esta hipótesis. Además, los Mossos han indagado en la relación entre padre e hijo, una posible mala relación que ha sido negada de forma unánime por familiares y allegados, incluidos otros hijos de Andic y directivos de la empresa.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña recordó el pasado 17 de octubre que no hay ninguna imputación formal contra Jonathan Andic y que la línea principal sigue siendo la del accidente.

DENUNCIA DE "CONDENA PARALELA"

La prolongación de la investigación y algunas filtraciones han provocado un profundo malestar en la familia. Los albaceas del testamento publicaron en octubre una carta abierta defendiendo la inocencia de Jonathan Andic y denunciando la existencia de una "condena paralela" en la opinión pública.

El asunto incluso ha llegado al Parlament, donde ERC pidió explicaciones al Govern sobre las filtraciones que vinculaban al hijo del empresario con la muerte de su padre. La familia insiste en que ha colaborado plenamente con la justicia y reclama que el proceso concluya cuanto antes para poner fin al desgaste personal y reputacional.

Mientras la investigación sigue abierta, Mango ha logrado mantener la estabilidad interna y consolidar su rumbo empresarial. Tras la muerte de Andic, Toni Ruiz, consejero delegado desde 2020, asumió también la presidencia del grupo, una decisión ratificada por el consejo de administración semanas después.

La confianza del fundador en Ruiz ya había quedado patente en vida: en 2023 le cedió el 5 % de las acciones de la compañía, convirtiéndolo en el único accionista externo a la familia. Jonathan Andic, por su parte, se mantiene como vicepresidente del consejo, aunque se apartó de la gestión diaria y dejó la dirección de Mango Man el pasado mes de junio.

Tras la ejecución del testamento, Jonathan asumió la presidencia de las sociedades familiares que controlan el 95 % del capital, lo que le otorga el control estratégico del grupo.

Los resultados acompañan. En el primer semestre de 2025, Mango alcanzó una facturación de 1.728 millones de euros, un 12 % más que en el mismo periodo del año anterior. En los últimos cinco años, los ingresos de la multinacional han crecido un 40 %, confirmando que la compañía sigue al alza pese al impacto emocional y mediático de la pérdida de su fundador.

Un año después, el legado empresarial de Isak Andic continúa fortaleciéndose, mientras la familia espera que la justicia cierre definitivamente un capítulo marcado por la incertidumbre.