Entra en la redacción de TRIBUNA GRUPO en Valladolid con una sonrisa, con una sonrisa de ganadora. Ángela de Miguel (Valladolid, 1971) es la nueva presidenta de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) después de superar, con el 52,7% de los votos, a Gerardo Cuerva, que se presentaba a la reelección. La vallisoletana, que dejará de estar al frente de CEOE Valladolid por "cuestión de tiempo", pretende tener una presencia territorial que su predecesor no tenía. Es más, desde lo que pasó en Valencia, nadie de la organización había visitado la capital, algo que ha hecho de Miguel tanto de candidata como ahora de presidenta.

Aunque ya lo ha reconocido en varias entrevistas, la responsable de Cepyme insiste en rechazar la reducción de la jornada laboral por la "mala situación" que vive el sector y porque, además, este tipo de empresas no lo podrían asumir.  Es más, ve con buenos ojos si se pone en marcha con el paso de los años, como se está haciendo a través del Diálogo Social, pero no quiere que sea ahora porque frenaría el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, algo fundamental si se quiere mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. 

PREGUNTA: ¿Cómo le llegó la oportunidad de presidir Cepyme?

RESPUESTA: La situación era un poco complicada para la pyme española. Estamos preocupados porque estamos viviendo un mal momento. Tenemos pymes en España que, cada vez, tienen menos trabajadores. La normativa actual dificulta a las empresas que puedan salir hacia adelante. Éramos varios los que estábamos en esa tesitura y, al final, te surge la oportunidad con un gran equipo detrás que, sin ellos, no sería posible.

P: ¿No había otra persona que se atreviera a dar el paso?

R: (Ríe) Sí, había más gente porque es un reto muy bonito. No creo, de hecho, que sea la única persona de España que quiera representar a la pyme española. Decidieron que fuese yo porque nos íbamos a presentar con un modelo bastante sólido.

P: ¿Confiaba en ganar?

R: Sí, porque la situación es muy complicada. Muchos creemos que, cuando las cosas no se están haciendo bien, hay que hacer un cambio. Es decir, había que cambiar la imagen de la organización. Los datos nos preocupan mucho.

P: ¿Quién necesitaba más ese cambio: la organización o el sector?

R: Ambas están relacionadas. Cuando las cosas van bien, entendemos que uno puede tener una actividad más institucional. Es decir, si tú tienes un entorno económico que va bien, tener una presencia institucional puede venir bien, pero el entorno económico no era bueno. Creemos que era una situación hostil para la microempresa.
Había que tener mucha más presencia y un presidente más activo, y con un discurso mucho más contundente... Por ejemplo, ahora me iré a Bruselas y voy a tener mucha más presencia en el territorio. Creo que el lamento de la pyme hay que trasladarla para que la gente sea consciente del mal momento que estamos viviendo.

P: Cita, de forma genérica, que la pequeña y mediana empresa está viviendo un "mal momento". ¿Podría profundizar?

R: Hay muchas cosas. España ha perdido 1,4 por ciento de las microempresas cuando vemos que en otros datos, como los macro, vamos bien. Cuando las cosas van bien, lo lógico es que todos vayamos bien. Los datos, por ejemplo, de la macroeconomía son buenos, pero hay una parte que se está desenganchando, que es el sector de la empresa que cuenta con menos de diez trabajadores.

Esta situación convive con un entorno de crecimiento en el que todos deberíamos aportar. Lo que no se entiende es que si todos vamos creciendo, la microempresa no lo haga. ¿Qué significa? Que hay partes de la economía que deja fuera a la microempresa, que está cerrando. Y, además, está contratando menos personal, con lo cual, cada vez, vamos a ser más pequeños. Hay que tener en cuenta que esta pequeña empresa es la grande del futuro.

Estamos viviendo esta situación por tres razones. En primer lugar, por la carga burocrática. Cuando se está legislando con un montón de normativas, la pequeña empresa no las puede soportar, no las puede asumir. Me refiero a las prevenciones, a los riesgos laborales, protección de datos, programas de compliances, documento de fiscalidad... Este tipo de empresa no tiene capacidad y personal interno que pueda cubrir todo.
En segundo lugar, a esto se suma un sobrecoste importante y muchas horas detrás de trabajo. En los últimos años, han aumentado los costes laborales y esta decisión ha afectado e impactado en la pequeña empresa.

Y, en tercer lugar, nos encontramos con la fiscalidad. El esfuerzo fiscal en España está en un 37 por ciento y la media de la Unión Europea, en un 25. La microempresa en España tiene que hacer un esfuerzo fiscal de un 50 por ciento a mayores en un momento récord de recaudación. Recaudamos dinero, pero asfixiamos a la empresa pequeña, que no puede con tantas cargas. Y esto provoca que a nosotros mismos nos cueste llegar a fin de mes. El ciudadano, cada vez, compra menos y eso repercute a nuestros beneficios.

P: La situación, según lo que explica, no es fácil para el que quiera ahora montar una empresa…

R: Estoy explicando la realidad del momento, pero he de decirte que me considero una persona optimista. Animo a todo el mundo a que monte una empresa, pero tiene que hacerlo bien. Se debe asesorar para saber el modelo de negocio que va a tener. Como todo en la vida, esto es trabajo, trabajo, y trabajo. Si tú lo haces de una manera profesionalizada, no vas a tener ningún problema para poner en marcha la empresa.

Algunas encuestas que analizan la felicidad dicen que los más felices somos los empresarios. Y los que menos están felices son los funcionarios. La pasión de dedicarte a lo que quieres y ser el dueño de tu destino te anima a poder cumplir tus sueños. El ser humano está programado, con el paso de los daños, para seguir mejorándose a sí mismo. Nos hemos ido superando.

P: ¿Podría poner como ejemplo un modelo de negocio para que el lector interesado lo tenga en cuenta?

R: No, porque hay millones de microempresas en todos los sectores. Cada uno se tiene que adaptar a su propia idiosincrasia. Las personas somos diferentes porque tenemos nuestra manera de hacer las cosas, pero hay que hacerlas con un asesoramiento en condiciones y, sobre todo, con una formación previa. Hay que dedicarse a lo que uno le gusta, ya sea en las capitales de provincia o en el medio rural. Cuando uno hace las cosas, el secreto está en la pasión que uno le ponga.

P: Entiendo que la mala situación del sector está afectando más al medio rural que a las capitales de provincia...

R: No, porque afecta en general a ambas. Es cierto que el medio rural tiene una serie de necesidades que hacen que le cueste más competir. En muchas cosas, no tiene sentido las normativas que se aplican a las grandes ciudades y, al mismo tiempo, al medio rural. No es lógico. Sería razonable que el medio rural tuviera unas normativas específicas porque son circunstancias distintas.

P: ¿Se refiere a que echa en falta más ayudas institucionales para compensar pérdidas?

R: No se trata solo de ayudas, sino de no poner trabas. El 50% de las empresas en España no sobreviven cinco años. Lo que no tiene sentido es montar una empresa y que ya empieces pagando. No partes desde cero, porque partes en negativo, y aún no has tenido beneficios. Es importante que el Gobierno favorezca al sector, y no cargue con normativas.

P: Hablando del Gobierno, vi en una publicación que estuvo reunida con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. ¿No ha tenido la misma oportunidad con Pedro Sánchez?

R: Me felicitó por WhatsApp. No he tenido esa oportunidad de reunirme con él, pero seguro que lo haremos más pronto que tarde.

P: Con Yolanda Díaz y con Carlos Cuerpo será más complicado...

R: (Ríe). A Yolanda Díaz la saludé el otro día en un acto.

P: Y con la reducción de la jornada laboral presente...

R: Una cosa no quita la otra. Con Carlos Cuerpo he podido hablar por teléfono porque me lo dio. Somos personas muy pragmáticas y dialogantes. Es importante convencer al Gobierno de que hay una serie de políticas que ayudan a la pyme a crecer.

P: ¿Sigue pensando que la medida es inasumible?

R: Por supuesto. La empresa más pequeña no la va a poder asumir. A España le va a costar 23.000.000 euros. Este tipo de empresa no tiene capacidad para cubrirlo ni económica ni organizativamente. Un comercio, con un trabajador o con dos, si va a reducir su jornada laboral, va a tener que reducir el horario de apertura. ¿Se va a contratar a una persona para que mantenga abierto el comercio media hora? Es impensable. Las ventas se van a resentir.

P: Si se lleva a cabo, al menos que cuenten con las pymes...

R: Aquí hay un modelo de negocio que funciona muy bien, que es el Diálogo Social. Se está atendiendo a los clientes durante una jornada de siete horas y media, tal y como muestran numerosos convenios colectivos. Lo están haciendo, de momento, los sectores que lo pueden asumir, aunque se estén adaptando a las necesidades. El sector del comercio o la agricultura, por ejemplo, no lo podría aceptar. Otros sectores, en cambio, están preparados y ya lo tienen en sus convenios colectivos.

Nosotros defendemos que se está mejorando, pero es un proceso paulatino. He escuchado a alguna persona socialista que la reducción de la jornada laboral se tiene que poner en marcha dentro del Diálogo Social. Alemania tiene 48 horas y Dinamarca, también. Francia hizo la reducción, pero cayó el PIB. Fue un experimento negativo. A estos datos se suma que los sectores más intensivos en mano de obra tampoco están encontrando personal. Tenemos un problema de absentismo. Sin el personal, las empresas no podrán crecer.

P: Aun así, la idea se mantiene...

R: Bueno, yo creo que no van a poder llevarla a cabo. Es evidente que hay muchos sectores en España que no lo van a poder asumir. A mí me parece un error muy grave que se consiga poner en marcha, aunque ya se esté tendiendo a ella a través del Diálogo Social. Esa es una buena muestra de que no nos estamos negando a ella. Los empresarios son los que mejor conocen la realidad y los que saben a dónde pueden llegar.

P: Mi objetivo no era hacerle una entrevista política, pero como buena candidata, usted presentó un programa electoral. ¿Cuál es la primera promesa electoral que pretende cumplir?

R: No es una primera medida como tal, pero sí buscaba tener mucha más presencia. Estoy viajando mucho. Tanto como candidata como presidenta, el primer sitio que he ido es a Valencia. Cepyme no había estado allí tras la DANA. Es una manera de estar al lado de los empresarios afectados. Aún hay muchos que no han podido abrir el negocio. Quedan pendientes las compensaciones del Consorcio porque unos lo han recibido, y otros no.

También estuve en Burgos y en Huesca.

P: La situación que mejor conoce, ya sea de candidata como ahora de presidenta, es la de Valladolid...

R: La realidad de Valladolid y de Castilla y León es muy similar a la de toda España. Está sufriendo una asfixia normativa terrible. La ciudad tiene a favor que está viviendo un buen momento. Desde CEOE Valladolid, estamos trabajando en el proyecto 'Valladolid NOW', junto al Ayuntamiento y la Cámara de Comercio. Es muy interesante. La ciudad ofrece unos atractivos importantes y teníamos la necesidad de darlos a conocer. Hemos visto que la inversión mexicana viene a España, estuvimos con el embajador de China… Inversión mexicana, por ejemplo, que se ha visto en el fútbol.

Valladolid está recuperando población y ese ya es un motivo importante para seguir creciendo. Consigue turismo, atrae inversiones y crece la natividad. Hemos dado un giro importante a la situación que tenía la ciudad y deberíamos estar más orgullosos de ello.

Ya dije que dejaba el cargo en CEOE Valladolid, pero aún no lo he hecho. El problema es ima cuestión de tiempo y, cuando surgió la oportunidad de estar al frente de Cepyme, entendí que ya no podía estar más tiempo representando a CEOE Valladolid porque no podía estar ya tanto en la ciudad. Soy una gran gestora del tiempo, pero aún no he conseguido estar en dos sitios a la vez (ríe).

P: Por último, ¿por dónde pasa el futuro del sector?

R: Los empresarios somos muy positivos, no me importa reiterarlo (ríe). Hay informes que nos indican que son tiempos difíciles para nosotros, pero queremos mantener nuestro optimismo. Esa capacidad de lucha y resiliencia es lo que va a hacer que nuestras empresas puedan salir hacia adelante. Y, por ende, saldremos adelante los ciudadanos.

La gran mayoría de nuestros empresarios son los pequeños empresarios. Cuando sales a comprar el pan, cuando te vienen a reparar el grifo, cuando te ponen un café... Hay que darles visibilidad porque nos facilitan la vida. No reconocemos la labor que realizan. No obstante, la legislación se aplica a las grandes empresas y, al mismo, tiempo al pequeño negocio que visitas a diario. Estamos hablando de personas que tienen muy poco personal.

Animo a que sigan luchando porque son unos héroes. ¿Qué pasaría en Valladolid si todos estos empresarios tan cercanos decidieran parar? Los lectores ya saben la respuesta: nuestra vida sería mucho más complicada y tendríamos peor calidad de vida.