Como un círculo que se cierra, España volvió a vivir una tanda de penaltis en la Liga de Naciones. Pero esta vez, no hubo gloria. La Roja, que soñaba con su segundo título consecutivo tras la conquista en 2023, cayó en una final vibrante ante Portugal (2-2, 5-4 en penaltis), castigada por un único error: el penalti errado de Álvaro Morata.

En un duelo de poder a poder, que confirmó a ambas selecciones como las más competitivas de Europa, España se adelantó dos veces en el marcador, pero no supo rematar la faena. Zubimendi y Oyarzabal marcaron para los de Luis de la Fuente, pero Nuno Mendes y un eterno Cristiano Ronaldo llevaron la final al límite. En la tanda definitiva, Portugal fue perfecta. España, no.

España llegaba lanzada, con una racha de más de dos años sin perder y con la moral por las nubes tras levantar la Eurocopa 2024. En Múnich, sin Rodri ni Carvajal, Luis de la Fuente volvió a confiar en Zubimendi y Oyarzabal, quienes respondieron como líderes inesperados en una noche de altísima exigencia.

El plan de Portugal era claro: poblar el centro del campo con talento (Vitinha, Bernardo Silva, Bruno Fernandes) y buscar superioridad desde el lateral con un Nuno Mendes descomunal. España respondió con verticalidad: Dean Huijsen encontró en largo a un Nico Williams eléctrico, y Lamine Yamal trató de desatar su magia pese al marcaje asfixiante.

Zubimendi abrió el marcador en el minuto 21 tras una acción coral de España, culminada tras una asistencia de Lamine. Pero la alegría apenas duró cinco minutos: Nuno Mendes, de los mejores del partido, igualó con un latigazo cruzado tras una jugada polémica por posible fuera de juego de Cristiano en el inicio.

Con España dominando la posesión y sin permitir transiciones, llegó el segundo tanto justo antes del descanso: Pedri filtró un pase medido y Oyarzabal, siempre fiable en citas grandes, definió con precisión (2-1). Pero el descanso fue oxígeno para Portugal, que ajustó piezas con acierto.

Los cambios de Roberto Martínez, con Semedo y Ruben Neves, dieron aire y control a los lusos. Cristiano, hasta entonces desaparecido, firmó el empate en el minuto 61 con su primer remate del partido. Gol número 138 como internacional. Leyenda viva.

La entrada de Isco, seis años después de su última convocatoria, dio esperanzas renovadas a España. El malagueño tuvo el título en sus botas, pero su disparo fue salvado por un Diogo Costa estelar. En la prórroga, Portugal fue superior. Rafael Leão se sumó a un inspiradísimo Mendes, que destrozó el costado derecho español.

Pese a la resistencia de Unai Simón y algún intento aislado de Lamine Yamal, todo acabó en los penaltis. Portugal no falló. España tampoco... hasta Morata. El delantero quiso redimirse del pasado, pero la portería se le encogió y su disparo se marchó desviado. Fin del sueño.

España pierde el título, pero no el crédito. De ser descartada para la Eurocopa a convertirse en la gran favorita para el Mundial de 2026, esta derrota no borra el crecimiento de un grupo joven y competitivo. Pero sí deja un aviso: los títulos se deciden en los márgenes, y cada detalle cuenta.

En Múnich, Portugal alzó el trofeo, Cristiano agrandó su leyenda, y España sumó una derrota que duele, pero que puede hacerla aún más fuerte.