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La Guardia Civil de Palencia ha procedido a destruir un total de 636 armas que estaban depositadas en los espacios habilitados de Herrera de Pisuerga y Saldaña para Intervenciones de Armas y Explosivos.
Se trata de armas procedentes de diferentes intervenciones de la Guardia Civil, algunas de ellas entregadas voluntariamente por sus propietarios tras haber sido utilizadas en la comisión de hechos delictivos o, simplemente, porque quisieron deshacerse de ellas.
También las hay que habían sido intervenidas tras la comisión de infracciones administrativas o por tratarse de armas prohibidas.
Del total de armas destruidas, 456 eran armas de fuego y, de ellas, 368 eran armas largas -escopetas y rifles- y otras 51 eran armas cortas -revólveres y pistolas. Había además 17 armas de aire comprimido, 6 armas detonadoras, un arma de inyección anestésica y 13 piezas fundamentales -cañones, armazones y cerrojos.
También se han destruido un total de 180 armas blancas entre navajas, cuchillos, puñales, puños americanos, tirachinas y hachas.
Para su destrucción, todas ellas fueron trasladas a una empresa de fundición de acero de Santander, donde fueron fundidas a más de 1.400 grados hasta convertirlas en chatarra.
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